MECANOVA

Procesar la sangre siempre ha sido una de las principales problemas medioambientales de las líneas de sacrificio en todo el mundo.

Tradicionalmente en muchas plantas se ha lidiado con el reto de aguas reciclables lo que en algunos países de América suponía ríos de sangre en aquellos lugares próximos a las instalaciones con el consiguiente impacto social y medioambiental u olores generados en las bolsas de oxidación.

La depuración de las aguas en instalaciones más modernas y tecnificadas, trasladaba el problema debido al alto coste de depurar el agua o la sangre.

A estos problemas se le puede poner dos soluciones:

1. La recolección de la sangre para su aprovechamiento en la elaboración de alimentos o para la industria farmacéutica. Esto requiere de una fuerte inversión en equipos tras la cual, el industrial está a merced de la fuerte capacidad de negociación de la empresa que le retira la sangre líquida.
2. Deshidratar la sangre para su venta como harina de sangre a empresas de rendering o aprovechamiento. Con esta solución se ha demostrado que es más sencillo y rentable solventar este problema.

¿Cómo procesar la sangre mediante la deshidratación?

El sistema consiste en recolectar toda la sangre en la tina de sangrado, cocerla en un cocedero de sangre y separar el suero (líquido semejante al agua) de la harina de sangre. Este producto ya en estado sólido con un porcentaje de humedad entre el 30 o el 40% puede comercializarse a empresas de rendering para la producción de piensos como proteína de animales de diferente especie.

Esta solución supone obtener rentabilidad mediante la venta de esta harina a la vez que elimina la problemática de la contaminación en la depuradora. Considerando que existen varios posibles compradores y el control del producto, ya en estado sólido, es mucho más fácil de almacenar y comercializar.

Estos equipos de cocción son de muy fácil instalación y operación y tienen un mínimo mantenimiento. Incluso existen equipos más avanzados para el tratamiento de la sangre.